Angélica García Ensuncho es arquitecta y forma parte de la oficina técnica de MAZA Grupo. Considera fundamental escuchar las necesidades del cliente para materializarlas en un proyecto creativo, eficiente y sorprendente que supere sus expectativas: «Cada proyecto es único porque cada persona es diferente»
¿Cuántos años llevas trabajando en MAZA Grupo y cómo llegaste a la empresa?
Entré hace ya 4 años y 3 meses. Había llegado a España para estudiar un Master en Arquitectura Bioclimática y Sostenible en Valencia, y al terminarlo empecé mi búsqueda de trabajo, sin suerte. Por cosas de la vida acabé en Yecla y volví a iniciar mi búsqueda preséntandome en todas las empresas de arquitectura y construcción. Google me había informado previamente de todas y una de ellas fue MAZA. recuerdo exactamente las palabras de Pablo, y es que había pedido a sus colegas y conocidos que le recomendaran a una arquitecta y mi curriculum le había llegado de varias partes, a través de personas distintas. Aparte de cumplir con el perfil profesional la forma de presentar mi curriculum, que era llamativa, innovadora y diferente, les gustó. Y desde entonces aquí estoy…
¿Podrías contarnos en qué consiste tu trabajo?
Atiendo a los clientes que vienen buscando un presupuesto para una reforma u obra nueva, y lo elaboro, tras visitar el inmueble, aportando las soluciones técnicas más eficientes. Si nos lo aprueban, coordino la obra y preveo los materiales necesarios para cumplir la planificación, velando siempre por cumplir las necesidades del cliente y los plazos de entrega de las obras. También participo ocasionalmente en los proyectos de los arquitectos colaboradores el diseño de proyectos, junto a Isa y Ángel, que son los capitanes de este barco creativo: «Cada proyecto es único»
¿Por qué te dedicaste a la arquitectura?
Porque los arquitectos vemos el mundo de una manera diferente. Aunque suene extraño, no todas las personas disfrutan la experiencia tan enriquecedora en conocimiento y creatividad de adentrarse en ciertos espacios y edificios. No es lo mismo ir a ver un museo para ver sus obras de arte que, por ejemplo, fijarte en los detalles constructivos y los conceptos con los que se crearon los espacios. Por otra parte, nunca dejas de estudiar. Obtienes conocimiento a lo largo de la vida porque cada proyecto es único y exige unas necesidades específicas para su función, ya sea una clínica, un colegio, o un restaurante.
Me apasionan las diferentes maneras en las que podemos expresar o comunicar esas soluciones, creando maquetas a gran o pequeña escala, infografías o cualquier cosa que se nos ocurra para que nuestro mensaje llegue claramente. Y, por último y lo más importante, es que los arquitectos podemos cambiar a mejor la vida de muchas personas. Podemos ver materializados los frutos de nuestro trabajo y nuestras obras perduraran en el tiempo aunque ya no estemos. Ejemplos claros son Frank Lloyd Wright con su “Casa en la Cascada”, Antoní Gaudi con “La sagrada familia”, o Bjarke Ingels con “8 house”.
¿Cómo enfocas un nuevo proyecto?
Lo principal es escuchar. Escuchar detalladamente las necesidades que tiene el cliente y a partir de ahí materializarlas con ideas creativas, eficientes, innovadoras y sorprendentes para lograr superar sus expectativas. Eso sí, siempre respetando la esencia de lo que nos ha pedido y adaptándolo a su presupuesto.
¿Qué tres habilidades o competencias consideras más importantes para desempeñar tu trabajo?
La primera es la obsesión por el detalle, porque la diferencia entre un trabajo y un buen trabajo es ese extra que aportan los profesionales. La segunda, saber interpretar espacios para poder transformarlos en ideas, porque solo sabiendo interpretarlos podemos imaginarlos más allá. Y la tercera, entender que cada proyecto es único y tratarlo como tal, porque cada persona es diferente.
¿Cuáles son los valores profesionales que intentas transmitir?
Responsabilidad, compromiso, respeto, honestidad y esfuerzo.
¿Qué cualidades personales tiene que tener un buen arquitecto?
Pasión por crear, porque tienes que hacer lo que amas para hacer un buen trabajo. Creatividad, porque es la definición de la arquitectura. Visión de futuro, ir siempre un paso más allá de nuestra generación. Curiosidad, tener sed de conocimiento. Y la última, estar al tanto de las nuevas tecnologías.
El trabajo en equipo es importante en todas las empresas, ¿cómo afecta a tu labor?
En nuestra labor es importante tanto en las obras como en los proyectos. En las obras para poder coordinar a todos los oficios, programar a tiempo los materiales con los proveedores, y lo más esencial conseguir una relación de total confianza con los albañiles para poder resolver cualquier imprevisto de la obra con efectividad y rapidez. Y en cuanto a los proyectos, sabemos que varias cabezas piensan mejor que una. A los técnicos de MAZA Lab nos gusta hacer “brain storming” hasta para poner los nombres a las vivienda que se crean en el estudio. Y esto hace que podamos prever soluciones eficaces en el plano, que evitan problemas posteriores o retrasos en los tiempos de ejecución.
¿Cuáles son los principales retos a los que te has enfrentado?
Creo que el día a día es el principal reto. Cada obra es un mundo y cada día hay que superar diferentes obstáculos para que los proyectos sean impresionantes, las obras se ejecuten bien y se cumplan los plazos establecidos.
¿De qué proyecto te sientes especialmente orgullosa?
En el equipo técnico nos enorgullecemos de todos los proyectos que salen de esta mesa. Participamos todos en la mayoría y esos proyectos llevan un poquito de cada una de las personas que conformamos el equipo. En ellos se refleja el esfuerzo, la creatividad, la constancia y la pasión que le ponemos a cada uno.